Tropezarnos y caernos, hacernos pupa en las rodillas, sangrar un poco por la palma de las manos, esa lagrimilla tímida que intenta deslizarse por nuestras mejillas, mirar al suelo primero y luego alzar la vista y mirar de nuevo al frente, apoyar las manos de nuevo, hacer fuera con nuestras piernas y levantarnos. La vida es así, llena de baches por el camino, ¿Quien dijo que la vida era un campo de flores? Al carajo con los campos de flores, no me gustan las abejas ni las avispas, me gusta la acción, sentir la adrenalina por mi cuerpo, me gusta hacer deporte hasta no poder mover ni un misero milímetro los músculos de mi cuerpo, me gusta hacer fechorías infantiles y sentirme de nuevo pequeño y al mismo tiempo regañar a los pequeños por hacer lo mismo que me gustaría hacer a mi. Me gustan los enfados, de esos de decir "Ahora no te hablo más" y a los dos minutos, carcajada suelta con esa persona con la que nos enfadamos.
Que de todos modos, la vida son dos días y no pienso renunciar a un simple segundo de mi vida, pienso vivirlos todos, con mas calma o con menos, pero que todos esos segundos tengan un significado para mi, con mis amigos, con mi familia, con gente que no conozco y con la que me queda por conocer.
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