Mentes Activas

2 jul 2012

Si al cabo del día no repito lo mismo una y otra vez a la gente, no existo. No es que me esté quejando ni nada por el estilo, me encanta hablar con las personas, no es una novedad. Lo único que me cansa es la indecisión y las pocas ganas de hacer algo que a lo mejor sale fatal pero, ¿y si sale bien?. Siempre lanzo la pregunta de ¿Por qué nos caemos? Es verdad, es ese tipo de pregunta que es sumamente estúpida de contestar pero que tiene una verdad por detrás innegable, algo en plan ¿De qué color es el caballo blanco de  Santiago?.

Últimamente lo del yo que escuchaba a todo el mundo se está acabando, las personas (no todas), sean quienes sean, me agobian demasiado y además sin que apliquen mucho esfuerzo. Una gran mayoría de las veces les ignoro de la forma más sutil y jodidamente descarada que más te puedas imaginar mientras que, al mismo tiempo, estoy teniendo una conversación lo más profunda posible con otra persona que, aunque haga cosa de dos semanas que la conozco, me reconcome no haberla conocido antes. Por eso me gusta ser tan sumamente poco vergonzoso, no hay mejor cosa que encontrarte a alguien que no conocías y que resulte ser una persona con la que te puedes pasar largas horas hablando y no cansarte.

Pero intentando volver al tema por el que estoy quedándome hasta estas horas cuando debería de estar durmiendo para poder rendir algo mañana... ¿Qué tema? Yo no tengo de eso, ni lo tendré. Escribo lo que me venga y punto, escribo para sacarme todas las espinas que me molestan, por ejemplo que una persona a la que le estoy cogiendo mucho cariño se vaya en menos de tres días para no volver a verla en sabe dios cuando, eso no se llama espina, eso se llama tronco entero. La traición es otra que me molesta más lo que debería, suerte que no es hacia mi... Últimamente no me salen las típicas entradas mías de miles de palabras, una detrás de otra, y no sé el porqué. Sinceramente eran posiblemente las que más me gustaban hacer, lo tengo claro, un día me voy a emborrachar de verdad y voy a escribir una lo larga que tenga que ser pero contándolo todo, eso de cortarse y esconder las cosas no vale para nada más que para comerte por dentro.

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